Se organizan en comandos, esperan la noche, ocultan sus rostros, burlan la policía y hacen de las suyas en ese rincón de la ciudad. Mientras Isa vigila, Darío abre los huecos y Rosa deposita allí lo que esconden. Beto se encarga de la hierba y del agua. Algunas personas del vecindario están sospechando porque los han visto pasar. Temen que se trate de otro acto de delincuencia protagonizado por jóvenes. Una noche deciden seguirlos y lo descubren todo: en una zona abandonada, donde antes sólo se veía basura y ratas, hoy está creciendo un colorido jardín.
Las gemelas encuentran en la agenda de Patricia un corazón dibujado con su nombre y el de otra chica. Éste “descubrimiento” es el inicio de una serie de agresiones relacionadas con su lesbianismo. Las gemelas consideran que allí sólo hay espacio para gente normal, como ellas, y no para gente rara, como Patricia, quien está al borde de la desesperación con tanta presión encima. La Dirección del instituto convoca una reunión a la que asisten las protagonistas de esta historia y sus familias. Allí se analiza la situación y se estudian diversas maneras de resolverla.
Cada vez que Rosa ve un árbol, se acuerda de aquel chico del que no puede olvidarse pero del cual no sabe ni su nombre. Sólo recuerda que empieza por “A”: ¿Alberto, Alfredo? Sus amigas y amigos le ayudan a buscarlo y a encontrar una solución a futuro porque una cosa es estar ebrio de amor y otra muy distinta tener un amor ebrio.
Yolanda, una niña ciega, cuenta en esta historia todo lo que ve. Habla de cómo son sus amigas y amigos y de lo poco que se parecen entre sí. Dice que son como los dedos de la mano: diferentes pero suficientemente unidos.
Toma de decisiones
A Sergio no le importa lo que otras personas puedan decir acerca de él. Desea participar en el taller de cerámica, y punto.Sus amigos le critican por esa decisión, que entienden propia de chicas. Hasta que se dan cuenta de lo que sus manos son capaces de hacer.
EdexTV | Manejar la tensión | Vídeo
Cada persona tiene derecho a decidir quién toca o quién no toca su cuerpo. Por eso, Marta se sintió muy mal cuando, en el autobús, un hombre extraño le puso las manos en su trasero. Afortunadamente, hizo dos cosas muy importantes: correr para huir y …