Inspirados en esa idea de que se aprende a promover la salud en los ámbitos en donde hacemos la vida, la REDCUPS cumple un año de trabajo en la formación en habilidades para la vida (HpV), de la mano de la Escuela Iberoamericana de Habilidades para la Vida. No ha sido una decisión casual, tiene antecedentes y motivos presentes.
2002, el año de la brújula
Hace 20 años, en 2002, siguiendo la orientación del CONARE( Consejo Nacional de Rectores), las áreas de vida estudiantil de las universidades públicas de Costa Rica asumieron un marco estratégico común para fortalecer las capacidades del estudiantado en sus dimensiones intelectual, biológica, emocional, espiritual y social. Luego de varios proyectos conjuntos, en 2011 se conformaron como REDCUPS y hoy son cinco quienes la integran: Universidad de Costa Rica (UCR), Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), Universidad Nacional (UNA), Universidad Estatal a Distancia (UNED) y la Universidad Técnica Nacional (UTN). La decisión de trabajar coordinadas y promover la salud en el ámbito universitario ha sido una brújula que les ha orientado en el camino. Apuestan por seres y colectivos con oportunidades de formarse integralmente, capaces de vivir, convivir y cooperar para construir la vida que valoran.
2020, una pandemia vista como oportunidad para ir tejiendo alianzas
Con la irrupción de la pandemia del coronavirus, la REDCUPS empezó a tejer una alianza con EDEX y la Escuela Iberoamericana de Habilidades para la Vida. En conjunto nos propusimos la formación de un equipo de profesionales y estudiantes de las 5 universidades. Se buscaba enriquecer la vida universitaria con este enfoque, capaz de empoderar a grupos y personas, de darles pausas, contrastes, oportunidades de reflexión y acción, de aportar lentes para reconocer de qué recursos se dispone para intervenir en la propia vida y en el contexto donde la hacemos.
Un año y unos meses después, ya son 39 las personas formadas en el tema, algunas a través de El TransCurso, otras a través de Con otros ojos. Entre ellas, encontramos a docentes, profesionales y administrativos de vida estudiantil, así como estudiantes. Un equipo motor con capacidad de jalonar otras iniciativas.
Palabras que reflejan
Los testimonios compartidos por las 39 personas al finalizar sus cursos permiten asomarse a los distintos logros alcanzados:
– “Aprendí mucho. Hay conductas que para mí eran “normales” antes de empezar el curso.”
– “Algo que para mí fue muy importante, fue verme como una persona creativa, lo cual pensé que no lo era tanto”
– “Me conozco mejor y me siento más segura y ahora cuando participo en talleres los disfruto tanto que el tiempo se acaba y no me acuerdo de los nervios. Solo me expreso y comparto.”
– “Aprendí que debemos buscar nuevas formas de solucionar nuestros problemas, innovar. En estos momentos miro realidades de mi vida Con otros ojos”.
– “Este TransCurso ha llegado en uno de los peores momentos de mi vida, pero ha llegado en el momento adecuado”.
– “Termino el curso con la sensación de haber llenado de buenas herramientas mi mochila, con la confianza que irán saliendo y entrando a su tiempo”.
– “Me voy con tantas ganas de planear y organizar nuevas estrategias para seguir descubriendo espacios de diálogo y contribuir para que otras personas puedan ser libres y tomar las riendas de su vida”.
Palabras que reflejan la intensidad del aprendizaje, el fortalecimiento de capacidades, la pertinencia de las HpV y el compromiso con el que se han marchado, tanto a nivel personal como colectivo.
Hacer un semillero
En noviembre de 2021 se produjo una reunión del grupo ya formado, se rememoró el compromiso de crear oportunidades similares para otras personas y se propuso canalizar ese compromiso pensando en proyectos de HpV que se vinculen a temas de interés del estudiantado, ligados a la vida cotidiana; que no trabajen las HpV solas, como contenido en sí mismas, sino como insumo que potencia proyectos en marcha.
Rápidamente saltaron ideas distintas a los tradicionales talleres en donde se exploran una a una las 10 HpV: caminatas, contactos con naturaleza, talleres para hablar en público, exploración del autocuidado, formas de reciclaje, construcción de composteras, reflexión sobre las relaciones de pareja, promoción de voluntariados, aprendizajes sobre cómo hacer duelos, talleres de baile, de comida, de yoga, de cuentos; promoción de las bibliotecas humanas, encuentro con café y con cuento, etc. En todos los casos sumando el enfoque de las HpV, explorando algunas de ellas, las más pertinentes, amarrándolas a la vida cotidiana.
Saber acompañar
Este será el desafío para 2022. Ya se tiene dispuesto que desde la REDCUPS y con el apoyo de la Escuela Iberoamericana de HpV, se acompañará a 7 grupos de trabajo conformados por personas estudiantes, funcionarias o docentes que se pongan de acuerdo en una idea común. Son la apuesta por insertar la formación en HpV dentro de la vida universitaria. Y seguiremos avanzando por el camino de estas universidades que saben que un profesional de calidad conoce su disciplina y también sabe cómo afrontar positivamente la vida, cómo aprender a convivir y trabajar cooperativamente, aportando a objetivos comunes.