Más allá del taller, un hallazgo
Sin embargo, más allá de los resultados del taller de formadores, el hallazgo más interesante que hicimos se produjo al dialogar con las 45 participantes en el mismo. Un amplio abanico de personas provenientes de distintas regiones del país y sectores del gobierno y la sociedad civil: profesionales de salud, educación, líderes de comunidades, animadores de grupos juveniles, infantiles, de tercera edad, personas que trabajan con familias, con programas de protección familiar, de equidad de género, de prevención de violencias, de promoción de la convivencia, de promoción de nuevas masculinidades, de grupos deportivos, de nutricionistas…
Hablar con tanta gente, que se mueve en distintas orillas, nos permitió comprobar que las Habilidades para la Vida son ahora parte íntegra de los programas de gobierno y de las agendas de los distintos sectores. Están presentes en los programas del Ministerio de Salud, de Educación Pública, en la Política Pública de la Persona Joven, en la manera en que el Ministerio de Justicia y Paz promueve la reinserción de las personas privadas de la libertad, entre otros. En ellos se abre paso el enfoque de Habilidades, entendido como estrategia y motor para que cada persona y colectivo haga conciencia de su capacidad de intervenir positivamente en su vida. Enhorabuena. Costa Rica ha logrado potenciar sus distintos programas e iniciativas empleando este enfoque educativo para mejorar la calidad de las relaciones entre personas y empoderarlas frente a sus mundos, llenándolas de capacidad para afrontar sus desafíos.
Mirando al recuerdo
Nuestra primera vez en Costa Rica para trabajar en Habilidades para la Vida se remonta a agosto de 2010. Convocados por la OPS/OMS en el marco del programa Rostros, Voces y Lugares, estuvimos con docentes de 3 escuelas y 1 colegio del Cantón de Corredores, en el sur del país. Allí conectamos con el área rectora del Ministerio de Salud en la región Brunca y de su mano empezamos a promover las Habilidades para la Vida (HpV) con docentes de primaria y secundaria.
La experiencia fue intensa y productiva, tanto que apenas unos meses después la iniciativa rodaba por los cantones de Coto Brus y Golfito, y convocaba a mayor cantidad de actores, hasta lograr incluirse en la Agenda de Desarrollo de la Región, lo que le ha permitido sostener trabajos durante 7 años. También es cierto que en aquel momento el enfoque de HpV no estaba presente en muchas de las agendas de salud, de educación y de desarrollo del país. Aunque también lo es que ya existían en el país trabajos consolidados en el tema, como el realizado por IAFA en el campo de la prevención de adicciones.
Recordamos con cariño la historia de un docente de secundaria de Pérez Zeledón, llamado Maynor Fallas (su apellido era como una premonición, conversamos meses después con él y en medio de sonrisas). En 2012 tomó el taller de HpV y enseguida se propuso trabajar con sus jóvenes estudiantes las Habilidades para la Vida. En el primer intento las cosas salieron muy mal; en el segundo peor; en el tercero los alumnos le pidieron que dejara de intentarlo. Sin embargo, él tuvo una buena idea, pidió ayuda a una de sus compañeras docentes y juntos empezaron el trabajo que hoy ya tiene 5 años de continuidad y buenos resultados. Una historia inolvidable y que muestra cómo es que en este país le han ido dando sentido propio al enfoque, apropiándolo.
Otra mirada al futuro
Nos compartía Elías Góngora, amigo y tutor de la Escuela Iberoamericana de Habilidades para la Vida, que hay tres verbos claves para poder saborear la vida. Hacer (estar en acción); amar a alguien y esperar, tener esperanza. Los tres verbos están vivos en Costa Rica, vimos personas y colectivos haciendo trabajo serio y continuado en el campo de las habilidades; sabemos que son seres que cultivan amor por su trabajo, por las personas con quienes lo construyen, por sí mismas; y sabemos que cultivan la esperanza de estar sembrando una semilla de futuro distinta, más solidaria, equitativa y humana. Por eso, la mirada al futuro de este país tiene su sello de esperanza, están actuando, cada quien desde su orilla y con sus recursos y posibilidades, todos buscando formar personas y colectivos capaces de intervenir sus vidas y contextos. Para EDEX Es un privilegio haber estado y estar cerca de este proceso, aprendiendo y aportando.
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