Hubo un tiempo, felizmente superado, en el que casi cualquier acción cabía en el escurridizo concepto de “prevención”. La buena intención de quienes trabajaban en el ámbito de las drogas parecía aval suficiente para poner en marcha cualquier propuesta, sin reparar en su respaldo conceptual ni en su eficacia. Seguramente algo queda aún de ese periodo, pero, por fortuna, las crecientes exigencias técnicas han ido depurando la mayoría de las intervenciones e identificando las buenas prácticas en las que merecía la pena invertir. Así, paso a paso, hemos llegado a la era de la evidencia, en la que se espera de quienes promueven programas preventivos que demuestren su vinculación con el saber científico disponible (siempre provisional) y la evaluación realizada (aun aceptando múltiples acercamientos). Un avance que no podemos más que aplaudir.
Llegado este momento, tampoco sería buena noticia que la apelación a la evidencia se convirtiera en un desfiladero estrecho que frenara el paso de iniciativas potencialmente valiosas que, por distintos motivos, no hubieran podido mostrar el rigor conceptual y metodológico que hoy en día se reclama. No vayamos ahora a pasarnos de frenada, bloqueando el desarrollo de programas que pueden acabar resultando sugerentes. Como en tantos otros asuntos de la vida humana, estamos ante una cuestión de equilibrio entre el “todo vale” de otras épocas y el “rigor mortis” de una exigencia desmedida que podría acabar degenerando en arma arrojadiza. No olvidemos que también el concepto de evidencia tiene sus condiciones y limitaciones, como recuerda Domingo Comas en su texto ¿Qué es la evidencia científica y cómo utilizarla? No vaya a ser que, como reza la conocida sentencia, acabemos tirando al niño junto con el agua sucia.
En todo caso, bienvenida esta exigencia de calidad que pasa, entre otras cosas, por mejorar la base conceptual en la que los programas deben basarse y en el desarrollo de evaluaciones que ayuden a determinar los logros que cada intervención permite.
En esta lógica se inscribe nuestra vinculación desde su nacimiento en 2002 al proyecto europeo EU-Dap, en cuyo seno se creó el programa Unplugged. Unplugged es uno de los programas que aparecen en todas las revisiones de evaluaciones realizadas en los últimos años, como una iniciativa sólida a la hora de abordar en la escuela la prevención con alumnado de 13 años. Como todos los programas necesitará progresivos ajustes y actualizaciones, si bien su potencial es reconocido por los diversos estudios y evaluaciones realizados.
Algunas referencias internacionales a Unplugged:
De Unplugged ya hemos presentado en entradas anteriores de este blog sus principales señas de identidad, los seminarios dinamizados para darla a conocer, algunos de los apoyos recibidos y la app creada para complementar la dimensión informativa del programa, InfoDrogApp. En esta ocasión queremos destacar su continuidad en España gracias al apoyo de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas al que, posteriormente, se han ido sumando diversas administraciones hasta convertirlo en una realidad que se concreta este curso escolar en la participación de 10.000 escolares y 500 educadores y educadoras. Un apoyo que hace posible el desarrollo del programa y la necesaria formación del profesorado participante.
Para reflexionar en torno a la formación del profesorado que puede hacer efectiva la dinamización en el aula de las 12 sesiones que dan forma a Unplugged, nos reuniremos en febrero de 2017 en Bilbao las personas vinculadas al desarrollo del programa en diversos territorios de nuestro país: Andalucía, Aragón, Castilla y León, Madrid y País Vasco. ¿Cómo organizar procesos formativos que, reconociendo las dificultades formales del profesorado para participar en este tipo de propuestas, permitan abordar con un mínimo de rigor aquellos contenidos que desde la prevención consideramos esenciales: manejo de técnicas interactivas que contribuyan al desarrollo en chicas y chicos de las habilidades para la vida en las que se basa el programa? Abordar estos procesos a partir de la experiencia de los equipos participantes centrará el grueso de un Seminario que nos permitirá también hablar de seguimiento y evaluación, revisar los materiales didácticos y aventurar posibles futuros.
Comentarios para "Unplugged: la evidencia científica aplicada a la prevención del abuso de drogas"