Educar para vivir, educar para convivir.
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En Suramérica hay un país que se llama Colombia. Dentro de él una región cálida y húmeda, la del pacífico. La atraviesa un río que se llama El Atrato y en una de sus orillas se encuentra Quibdó. Es la capital del Departamento del Chocó. Allí viven poco más de cien mil personas, muchas de ellas afrodescendientes e indígenas que crecen con pocas oportunidades (por causa de los conflictos armados, la pobreza y la minería) y en medio de una gran riqueza natural. En la comuna 6 de Quibdó, un grupo de personas jóvenes liderados por Leydi Manuela Mosquera y Jhon Neiver Borja, crearon Semillas de Oportunidades, una organización a la que dotaron de un nombre tan bello como desafiante ante la realidad de lo que les pasa, una apuesta por brindar a niñas y niños algunas de las oportunidades que no suelen tener.

Semillas con arte y deporte

Semillas nació en 2014 con un primer proyecto basado en la música urbana. Con ritmos pegajosos, se invitó a jóvenes de la comuna a cantar sus historias, compartir y reflexionar, distanciándose de la violencia y los delitos que encontraban en la calle. Con sus letras aportaban miradas críticas ante las desigualdades sociales en que vivían. En los años siguientes vinieron nuevos proyectos con lectura de cuentos, montajes de danzas y partidos de futbol, en donde además del placer de la creación y el juego, la gente joven de Quibdó se juntaba a contar las propias historias de vida, reflexionar sus realidades, escuchar relatos de otros mundos y aprender juntos a deconstruir las relaciones de poder, promover equidad de género y propiciar espacios de integración y convivencia pacífica entre sus comunidades. Así, las semillas que esta organización compartía tomaban la forma de oportunidades para construir una cultura de paz en la que se valoren las diferentes formas de ver, experimentar, vivir y sentir de cada persona.

Cuando llega el aislamiento

Manuela cuenta que cuando llegó la pandemia del coronavirus, la idea de seguirse juntando a compartir quedó en pausa: “Semillas trabaja en unos barios y comunidades en donde pocas personas tienen conectividad y con este tema del aislamiento nos preguntábamos: ¿Cómo seguir conectados con estas niñas, con estos niños, con los adolescentes afrocolombianos e indígenas entre los 8 y 16 años para trabajar con ellos y poder decirles, aquí estamos?”.

Al mismo tiempo se dijeron: “Tenemos unos radios, una emisora local comunitaria, ¿podemos articularnos para llevar programas o enviar saludos, que se conviertan en algo más? ¿contar cuentos, pero con un enfoque de habilidades para la vida?”, recuerda Manuela. Entonces decidieron hacer de su programa radial Vení te cuento el proyecto de la esperanza en medio del aislamiento. El nombre del programa es una invitación cariñosa a acercar las orejas al aparato, escuchar historias y promover el amor por los libros, la lectura, las historias, y desde allí seguir apostándole al desarrollo de habilidades para la vida.

En los mismos meses en que Semillas de Oportunidades decidía apostar por su programa radial, se produjo el encuentro con fundación EDEX. Las conexiones fueron potentes desde el primer momento: ambas organizaciones basaban su trabajo en Habilidades para la Vida, ambas usaban los relatos como recursos para mirarse, para mirar el mundo, pensarlo críticamente, imaginarlo y construirlo distinto. Juntos redactaron un proyecto y tocaron la puerta del Ayuntamiento de Portugalete, en el País Vasco, valorando su capacidad técnica en el tema, su vocación para cooperar y la experiencia en el uso de los Cuentos para Conversar en su propia comunidad.

El proyecto de cooperación fue aprobado en octubre de 2020, y a partir de entonces se han emitido 24 programas radiales, cada sábado, durante una hora. Se ha formado en habilidades para la vida a 4 personas de Semillas a través de Con otros Ojos, para mirarnos con el lente de las Habilidades para la Vida. También se han compartido licencias para el uso de los Cuentos para Conversar dentro del programa radial y se asesoró al equipo de producción del programa en La Fiesta de la Conversación, una manera de aprender y enseñar habilidades para la vida.

Del otro lado de los aparatos de radio, en la voz de una de sus oyentes, un testimonio refleja lo que se piensa y siente cuando se escucha el programa radial. “Soy Hillary y me gusta estar en la fundación Semillas de Oportunidades porque aquí a todos los tratan con amor, cariño y respecto. Me gustan los programas de Vení te cuento porque en cada historia se aprende algo nuevo; nos dejan una enseñanza y nos recuerdan los valores como el amor, el respeto, la bondad”. Lo dice sosteniendo un libro, con una pared de madera al fondo y con algunos estantes que tienen cuentos, muchos cuentos.

En este mes de octubre de 2021 se está cerrando el proyecto sujeto a la cooperación internacional y el programa de radio sigue al aire. Poco a poco volvemos a estar juntas las personas y desde Semillas de Oportunidades nos comparten este video documental que nos acerca el relato de lo que ha sido el programa de radio. Ven, disfrútalo, mira cómo es Quibdó, su gente y lo que los cuentos hacen en ellas; ven a este lugar del mundo en donde gente joven, a la orilla del Río Atrato, sigue sembrando oportunidades.


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