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Heroína :: Efectos y riesgos

La heroína provoca calma, euforia y una sensación de éxtasis. Actúa como un ansiolítico potente y como un antidepresivo.

El efecto inmediato de la heroína es de tipo “orgásmico”. Es un “flash”. Le sigue una sensación de euforia y, posteriormente, de somnolencia, acompañada a veces de vómitos, vértigos y disminución del ritmo cardíaco.

En caso de consumo reiterado, el placer intenso que provocan los primeros consumos desaparece tras algunas semanas. A esta fase le sigue la necesidad de aumentar la cantidad de producto y la frecuencia de las dosis. El lugar que ocupa este consumo en la vida del sujeto es tal, que altera considerablemente su vida cotidiana. Aparecen trastornos como la anorexia y el insomnio.

La dependencia se instaura rápidamente en la mayoría de los casos. El heroinómano oscila entre estados de alivio acompañados de euforia (cuando se encuentra bajo los efectos de la heroína) y estados de abstinencia que provocan ansiedad, agitación...

La dependencia de la heroína entraña riesgos sociales importantes, desencadenando un proceso de marginalización de buena parte de sus usuarios. La sobredosis de heroína puede provocar una insuficiencia respiratoria que lleva a una pérdida del conocimiento y, eventualmente, a la muerte. La inyección conlleva importantes riesgos de infección (sobre todo por los virus de la inmunodeficiencia humana y de las hepatitis B y C) si el usuario no utiliza material esterilizado, de uso único, y comparte su material de inyección con otros.

EN CASO DE URGENCIA: mantener despierta a la persona si todavía está consciente, mientras se espera la llegada de los servicios médicos. En el caso de que la persona esté inconsciente, practicar los primeros auxilios (posición lateral de seguridad, eventualmente reanimación cardiopulmonar...)

Desde la última década del pasado siglo veinte comenzó a desarrollarse en nuestro país una política de reducción de riesgos orientada inicialmente a evitar el contagio del VIH entre los usuarios de heroína (u otras drogas) por vía inyectada.

Se han adoptado para ello diferentes medidas:

  • Venta libre de jeringuillas.
  • Puesta en marcha de programas de intercambio de jeringuillas.
  • Instalación de distribuidores automáticos y difusión de kits de prevención.
  • Administración de fármacos de sustitución (metadona y otros).

Esta política ha favorecido una disminución significativa del contagio por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).Todos los estudios muestran que el uso compartido de jeringuillas y los nuevos contagios por el VIH han disminuido de forma considerable entre los usuarios de drogas por vía intravenosa.

Respecto a la incidencia en nuestro país de casos de sida relacionados con el consumo inyectado de drogas, observamos un descenso sostenido desde el año 1994, en el que se produjo el punto más álgido. Los últimos datos apuntan a un descenso superior al 60%.

EL CONTEXTO EUROPEO

Desde mediados de los noventa, la prevalencia del VIH y hepatitis B y C entre usuarios de drogas por vía parenteral, es relativamente estable en la mayoría de países de la Unión Europea, a pesar de existir diferencias muy notables entre países.

No obstante se debe destacar que las medidas adoptadas para controlar la transmisión del VIH no han servido para reducir las infecciones por hepatitis C.

El número de personas contagiadas por el virus de la hepatitis C sigue siendo elevado entre los usuarios de drogas por vía intravenosa.

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